Aprendizaje, escolarización y edades de la vida: los usos del tiempo en situaciones de enseñanza en el sur de la Ciudad de Buenos Aires.

El proyecto presentado busca analizar las prácticas cotidianas de aprendizaje a partir de las cuales los sujetos experimentan el uso del tiempo en las escuelas del sur de la Ciudad de Buenos Aires. En este sentido, consideramos ineludible la relevancia social que el proceso de escolarización, en diálogo con los procesos de industrialización,ha tenido en la demarcación de las edades de la vida y por lo tanto del "uso debido del tiempo". Nos proponemos relevar las prácticas que niñes, jóvenes y adultes construyen en relación con el uso del tiempo en distintas edades de la vida. Usos que a la vez construyen posibilidades de habitar, conocer, proyectar y hacer la vida en el mundo heterogéneo y desigual del que forman parte.Nos preguntamos cómo aprenden los sujetos a usar el tiempo en las situaciones enseñanza y cómo varía este aprendizaje en la niñez, la juventud y la adultez. Es de nuestro interés indagar  cómo se relacionan estas prácticas respecto al uso del tiempo con aquellos saberes asociados al "uso debido del tiempo" vinculados a la reproducción social de los sujetos, considerando las relaciones sociales de desigualdad que constituye la cotidianeidad en el Sur de la CABA. Sostenemos que en las escuelas niñes, jóvenes y adultes aprenden a usar el tiempo a partir de prácticas que condensan valoraciones diferenciales respecto a la temporalidad. El proceso de escolarización está constituido por hitos (inicio y finalización de distintos niveles) que construyen la temporalidad y las rutinas que estructuran las prácticas cotidianas respecto al uso del tiempo. Sin embargo, en la vida cotidiana aprendemos a usar el tiempo en tramas heterogéneas de relaciones de poder y desigualdad social (intergeneracionales, étnicas, de género, políticas, culturales, económicas locales) que tensionan estos hitos, rutinas y su valor social. Así, en los espacios escolares les niñes, jóvenes y adultes aprenden a usar el tiempo atendiendo a la existencia de una pluralidad de repertorios temporales que no se ciñen a una sucesión de etapas definidas por un patrón biológico de las edades de la vida, sino por un "deber ser" en torno a los "usos adecuados del tiempo".